lunes, 27 de junio de 2016

DEL CANTO / GUZMÁN / SERRANO


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D21 Proyectos de Arte inauguró el jueves 23 de junio la exposición DEL CANTO/GUZMÁN /SERRANO, bajo curatoría de quien escribe y que desde hace varios años desarrolla un trabajo con los mencionados artistas, que residen y trabajan en la Región de Valparaíso.

Mis relaciones formales  con artistas regionales datan de la época en que hiciera clases de historia del arte en la escuela de arte de la UPLA; es decir, a fines de los años noventa, cuando colabora con el trabajo de un grupo de ellos, que se hacen llamar Pintores Portugueses. El modelo del chiste freudiano habilita una relación destinada a de/mitificar la posición del artista bohemio, que satisface una necesidad de ilustración del turismo cultural. A eso obedecía la declinación de la frase pedro-pablo-pérez-pereira-pobre-pintor-portugués-pinta-paisajes-por-poca-plata-para-poder-pasar-por-parís.

Al cabo de unos años, un joven cineasta portugués radicado en Brasil descubrió que en Valparaíso había “pintores portugueses” y se interesó en hacer un documental sobre esta extraña y excepcional migración. Cual no sería su sorpresa cuando se enteró de la expansión del chiste, como un modelo de análisis de la situación concreta.  Lo cual, de manera indirecta, promovió nuestro re-encuentro, justo cuando me hice cargo del Parque Cultural.

Luego -como parte de mi política en el Parque-, me dediqué  a recuperar las experiencias más significativas de las artes visuales en la región, concentrándose en experiencias pictóricas limítrofes; ya sea que no pertenecían a la oficialidad de la escena chilena, o que ocupaban un lugar de privilegio en una escena local que se reproducía con sus propios parámetros. De ahí surgió la cercanía con la actividad de enseñanza de la Escuela Municipal de Bellas Artes, que cumple cincuenta años de existencia y que es responsable de la formación de una anomalía extraordinaria, que sostiene la representación que una franja significativa de artistas tiene sobre su des/ubicación en el mundo, como una posición ética suficientemente retraída de la fiebre patrimonialista.

Edgard del Canto, Antonio Guzmán y Henry Serrano han fijado sus residencias, según períodos determinados, entre Limache, Villa Alemana, Quilpué y Valparaíso, manteniendo siempre la misma posición del pintor del interior, determinado por un imaginario agrario; es decir, que se resistían a quedar subordinados a la dinámica del borde costero. Lo que les importaba era una ruralidad desplazada que se hacía notar de manera relevante en las ferreterías de avenida Argentina (El Almendral), donde se expone una objetualidad cuya atracción depende en parte de la amenaza de su puesta fuera de juego.

A lo anterior  se agrega el valor elemental ligado a las actividades anexas al tipo de comercio que se define en el Mercado Cardonal, que expresa un estadio determinado de la cultura de quebrada, como un modelo de relaciones sociales que dependen de la lógica migratoria de los queltehues, que bajan desde la meseta y terminan espantando a las gaviotas.

Edgar del Canto, Antonio Guzmán y Henry Serrano tienen en común la pasión por ciertos objetos y la inquietante fascinación por ciertos procesos de exclusión, de los que han hecho un sustrato de trabajo analítico. Es así como acarrean consigo un análisis de pacotilla de la situación local. Esta condición proviene de los textos de Patricio Marchant, que hablaba siempre de “nuestro” psicoanálisis de pacotilla, que me hacía pensar en los vermicelli. Es decir, aquel tipo de textos destinados a relatar situaciones que no venían al caso, o bien, elementos subordinados.

Lo que no se ha dicho es que éste era el mote con que Lenin descalificaba los textos que se andaban por las ramas. De ahí, los vermicelli, que son como los fideos cabellos de ángel que se le ponen a las sopas sin sustancia para esconder su falta, puede definir la actitud que los une y con la que compartimos tanto la crudeza del lenguaje como el rigor de las representaciones, sobre la exclusión pictórica, el maltrato político y la descalificación referencial.

Todo eso, manifestado mediante montajes de montajes e ilustraciones que se parecen a otras ilustraciones.

La pasión por ciertos objetos corresponde a una política de retención de las afecciones básicas, herencias maternas, que sostienen las poéticas mínimas con que recomponen los espacios de las reliquias, para luego proyectarlas en la pantalla de los deseos de casa. Henry Serrano conoce, por su parte, los despojos y las reconquistas subjetivas de los exilios en el exilio, operando como el héroe de Derzou Ourzala, o bien, manejando la enérgica sabiduría de los camioneros siberianos.

Los procesos de exclusión a los que se hace referencia tienen que ver con las formas de existencia de estos tres artistas en un ambiente hostil, respecto de una gestión universitaria discriminatoria y de una burocracia cultural dominada por la indolencia y la dependencia político-partidaria. La autonomía de sus prácticas ha sido la condición de una persistencia ética ejemplar, cuyos efectos se hacen notar en las relaciones de contención que entablan con las comunidades de artistas locales.

jueves, 23 de junio de 2016

CARA TATUADA


Un amigo me remite el siguiente párrafo, recuperado del Facebook del Pacto La Matriz o de gente vinculada a  éste. Resulta sorprendente el tipo de observación, ya que si esta va a ser la tónica del debate, entonces están totalmente fuera de punto y no  representan la perspectiva crítica de muchos de sus miembros. 

Transcribo el párrafo:  "En TV, hace ya un tiempo, dieron un reality de la familia de DJ Méndez: su pareja, una hija, un hijo, los amigos, todos los días en pantalla.
En un capítulo, el hijo está de cumpleaños (unos 16 años o algo así), DJ lo lleva a una gran tina de casa con espuma y descorcha un champagne para ambos en el agua. "Y ahora viene lo mejor hijo", sale de la tina y vuelve con una prostituta en bikini cuyos servicios ha comprado de regalo para su niño en casa, en pantalla para todo Chile.
Ese señor DJ es el candidato a alcalde de la coalición de gobierno para enfrentar los gravísimos problemas que vive VALPO.
"

Lo que se pretende demostrar es que, en primer lugar,  un tipo así NO PUEDE SER aspirante a alcalde de la ciudad, y que en segundo lugar, el Pacto La Matriz posee dicho mérito por autoproclamación.  Tiene que haber una manera más eficaz de debatir con DJ Méndez.  Este mensaje, por cierto, está destinado a horrorizar a los habitantes del barrio, anunciando el arribo y la progresión de la barbarie.

Por de pronto, la barbarie está en la televisión. Entendemos que los patrimonialistas detestan la televisión no-universitaria, porque no se remite a los orígenes.  Luego, asumen la posición que hubiera defendido Monseñor Tagle Covarrubias, en defensa del matrimonio.  Pero le hacen un enorme favor a DJ Méndez, porque lo declaran IRRUPTOR; es decir, en un  TRANSGRESOR DE LA MORAL BURGUESA. Porque en este terreno, DJ Méndez no realiza ningún acto punible ni criminalizable, al menos en la televisión. No ha sido objeto de ninguna acción judicial, como Pinto, que se salvó solo por un tecnicismo jurídico.  Nuestros amigos del Facebook en cuestión no han dicho una sola palabra, en público, al respecto. Ni tampoco, que yo sepa, han hecho objeción alguna ante el afiche de un candidato que reproducía el trasero de una persona y que hacía acompañar de la siguiente inscripción: “presta tu voto”.

El más sencillo juego de esta homofonía parcial produce el deslizamiento pseudo dada que consiste en asociar las palabras “voto” a “poto”. El recurso, en verdad, es gagá. Pero reviste una cierta gravedad, cuando habla del tipo de compromiso político al que alude.  Porque apela a un  tipo de préstamo de conveniencia que se asocia a un acto de prostitución. Lo cual es una advertencia a sus aliados políticos, en cuanto a señalar de manera ostensible  que la lealtad tiene un precio.  ¡Uf! Yo no quisiera a ese señor de aliado!  La cuestión del préstamo, entonces, hace que la fidelización de la política dependa, nuevamente, del fantasma de sodomía. No importaría que le usaran el “voto (poto)”, a condición de una prebenda suficientemente acorde con la naturaleza del compromiso.  Lo menciono in extenso porque insisto en que este tipo de alianza fomenta la “prostibularización” de las relaciones políticas y desnaturaliza la memori gráfica de la Unidad Popular, al banalizar su referente original. Me refiero al afiche que fue impreso por una oficina del gobierno, en que había un joven y una joven, tomados de la mano, desnudos, que avanzaban, tomados por la espalda, con un pie de página espectacular: “Mañana es el primer día del resto de tu vida”. 

Claro: que esta memoria gráfica haya terminado referencialmente en la f®ase “presta tu poto”, resulta de una picantería máxima.  

Este hecho  que he mencionado me parece más grave que el relato que desde La Matriz se hace de la iniciativa de DJ Méndez.  No he sabido de ninguna observación crítica respecto de este afiche, que ya pertenece a olvidables procesos de campaña anteriores.  Sin embargo, DJ Méndez al realizar la escena de la tina, no hace más que reproducir en ese formato lo que ya ha sido sancionado estéticamente por el cine chileno. Justamente, una de las escenas más decisivas de la película “Julio comienza en Julio” reproduce la visita que hace el patrón del fundo al burdel rural, para iniciar a su hijo con una prostituta, en el día de su cumpleaños.

Por lo demás, esa era una práctica habitual del patronato oligarca, que encontramos, magistralmente problematizado en “El lugar sin límites” de José Donoso.

La denuncia implícita que hace La Matriz al actuar  “indecente” de DJ Méndez, omite el hecho que en los códigos de este hombre y de su entorno, una iniciativa de este tipo es altamente valorizada porque pone en escena el estreno de la virilidad de su hijo.  Es como una tragedia griega: ¿le responderá? ¿Y si no le responde? DJ Méndez declara que no por eso dejará de ser su hijo. Listo: se re/compra simbólicamente, porque en el extremo de su “machismo”, puede “maternar” a otro.  Es decir, es tan “machista”, que puede ser “madre”.  No presta el Verbo. Esa es la gran diferencia.

Y nótese la falta de cuidado del Facebook de La Matriz.  Delata al “indecente” que se mete en una tina con espuma.  Aunque lo que hace es repetir proyectivamente otra escena del cine: “Scareface”.  Hay que entender que esa es otra  “face” que DJ Méndez  les sugiere,  simbólicamente amenazante,  sin el menor esfuerzo, porque ya la historia de los medios le ha proporcionado  los recursos narrativos.  El no se sitúa en la posición de un “cara cortada”, sino en la de un “cara tatuada” que exhibe en su propio rostro  las marcas del costo –simbólico y real- que ha pagado para estar donde está.

Esta noche, DJ Méndez es el invitado estrella en Kamaleón (Kramer).

miércoles, 22 de junio de 2016

MOBY DICK


Durante el gobierno de Allende, la derecha se reía de los ministros obreros. Se inventaron toda clases de chistes.  En definitiva,  ésta pensaba que no estaban habilitados para ser ministros.  Era una idea de exclusión muy consistente.

Ahora,  hay una actitud similar respecto del DJ Mendez.  Lo crucificaron por lo exhibir diplomas de escolaridad completa, cuando hay quienes en posesión de muchos certificados de estudios han quebrado  la Ley, pero siguen siendo reconocidos como ciudadanos respetables.   De este modo, la sola figura de DJ Méndez les parece insostenible, aberrante, inconcebible.  ¡Pero si es tan solo un rapero!   Un indigno. Un kuma.  Ha estado en la cárcel. Bueno: hay tipos de la Nueva Mayoría que debieran estar en la cárcel y a nadie la parece insostenible. Por el contrario, circulan por los pasillos de la Intendencia.  

Han olvidado que DJ Méndez  tiene derechos. Una cosa es no estar de acuerdo, otra cosa es descalificarlo por sus estudios irregulares y porque viene del cerro Barón. Si se piensa bien, es un logro que debiera ser reconocido.  Eso lo saben los políticos tradicionales del PPD, que advierten la necesidad que un “choro” los represente, allí donde ellos han perdido toda posibilidad de dar la cara. 

El choro es un residuo patrimonial inmaterial en Valparaíso, que remite a la “memoria social” de los estibadores del  modelo de producción portuaria que ha naufragado y que solo puede exhibir las sedes de los viejos sindicatos, como “lugares de una memoria perdida”. 

DJ Méndez representa al “nuevo choro”, que se levanta como la voz cantante de los postergados por los políticos de “La Boutique”.  En una sola entrevista, con un solo mote, los hundió. Se refería al Pacto La Matriz, que rechazó la oferta de Lagos Weber. Entonces vino DJ Mendez y completó la agresión verbal con una eficacia que nadie había calculado. De este modo, transformó la campaña en una ostentación estética menor de la gran escena de la lucha de clases porteña, en que por  un lado tenemos a los “choros” y por otro lado a los “pitucos”, que ya cometieron el error de sostener un discurso xenófobo, demonizante y clasista en contra de DJ Méndez, que de paso, les respondió en consecuencia, porque frente a la “política de boutique”, él pasó a defender la “política de los almacenes”, aún cuando su primera conferencia de prensa la hizo teniendo como telón de fondo la trama publicitaria de un Mall. Pero ese es un signo de la mayor relevancia, porque aquí puede pasar lo que con el Mall de Castro (Chiloé), como efecto de “identidad plebeya”.

El otro gran descalificado en esta operación es  Pinto-el-inefable, que ahora se va a tener que enfrentar a un tipo que lo puede efectivamente desplazar en el imaginario viril  de los cerros. Pinto es un antiguo caudillo que invierte mucho tiempo en tomar tecito con las veteranas (con todo respeto).   Esta es la leyenda ordinaria.  La barbarie en política no hay que atribuírsela a DJ Méndez; esta ya ha sido suficientemente instalada por Pinto-y-sus-secuaces. 

DJ Méndez, como me lo ha señalado un amigo escritor, no necesita hacer “puerta a puerta” ni tomar tecito. El ya entró en las casas a través del Reality. El mismo es un personaje medial que ha convertido la noción de  candidato en operador del imaginario televisivo, expandiendo de manera radical el concepto de calle y de cerro que maneja Pinto.  Y se lo va a comer con zapatos, porque su gestualidad discursiva y la elocuencia choriza no apunta a las veteranas, sino a las nuevas capas de mujeres, muchas de ellas jefas de hogar, que dibujan el  nuevo “mapa del deseo”  en la sociedad de los cerros.

La mejor imagen de si, la tiene DJ Méndez en sus tatuajes faciales,  porque remiten de manera mínima al indio arponero de “Moby Dick” y declara una política visual que concentra hacia el cuerpo lo que actualmente se ha convertido en un delirio graffitero mural.  El hombre es ejemplar en este sentido porque demuestra que el “muralismo”  lo porta consigo, en la primera línea –no de la fachada- sino de la carne.   El representa  una nostalgia de viejo tripulante, entre matutero y tránsfuga social,  al borde de una legalidad que maneja a su antojo y que concentra la monumental vindicación de un tipo de  rencor  colectivo que  exhibe a flor de piel las humillaciones de que es objeto de parte de los agentes de “La Boutique”. 

Ahora, la derecha no se ríe de un candidato como éste. Lo necesita.  El PPD es la derecha  accionar que se da a conocer con un léxico de izquierda.  Es más: de una izquierda in-operativamente  pituca y moralizante,  que no ha podido retener  una xenofobia que   no hace más que expresar el horror ante el levantamiento de la “barbarie”.   El purismo patrimonialista se revela como una plataforma ideológica en extremo reaccionaria, que apela al estatuto de “limpieza de sangre”.  Esto conducirá a que los habitantes del Cerro Alegre y del Cerro Concepción interpongan un recurso de protección en contra del “resto” de la ciudad, por incumplimiento de las exigencias mínimas del  Protocolo de UNESCO, en cuanto a mantener la pobreza en condiciones recuperables para un turismo cultural destinado a comunidades migrantes desfallecientes.  

Lo que no resta a DJ Méndez de responsabilidad alguna en la necesaria impostura de sus propias posturas: “no soy ni de izquierda ni de derecha; soy mendista”.  Lo cual adquiere pleno sentido a partir  de la banalización  jocosa de la poesía de Nicanor Parra.  Puesto que lo  que inquieta y fascina a la vez, es constatar de qué manera un personaje que usa los medios  audiovisuales más convencionales,  aloja los sentimientos más arcaicos y, por eso mismo, más infractores, para redistribuir las fuerzas en presencia en un mapa que desde el domingo pasado ya no es el mismo.

martes, 21 de junio de 2016

PRIMARIAS: RECUPERAR LO PERDIDO.


¡No! ¡No puede ser! ¡Se hundió mi candidato! Más bien, lo hundieron. Pensé que el “post-pintismo”  había logrado vencer al fantasma del “pintismo” y me equivoqué. Al escuchar la entrevista de DJ Méndez en la Bio-Bio, anoche, recordé lo que un operador político de la UDI  me dijera a propósito de la elección pasada para la alcaldía: “El dueño del negocio jamás va a ir en contra  de su gerente general”.

Entonces, en esa ocasión entendí que Pinto ganó las primarias, nada más que para asegurar el triunfo de Jorge Castro. Hoy día, Pinto, experto en “acarreo”, no hizo mucho para que Omar Jara obtuviera  el traspaso de sus activos.  Esto quiere decir que Pinto puede asegurar  de nuevo la re-elección de Castro, dejando en el camino a  correligionarios que no han sabido o no han podido o no han deseado  provocar rupturas simbólicas irreversibles.  Bueno: es el precio que se paga por “pedir permiso”. 

En cambio, es conocida la “debilidad” de Lagos Weber por los músicos. Antes, ofreciendo cargos para disolver amenazas de acompañamiento.  Ahora, levanta esta carga para solidificar  el amedrentamiento  de una nueva  “lengua”. Pero no sabrá qué hacer con la erección de esta alternativa, toda vez que DJ Méndez se ha puesto a  decir que va a escuchar a  “la gente” y que el programa va a salir de ahí; no sin dejar de agregar que los políticos tienen que aprender (de él) a escuchar a quienes se han reunido en torno suyo, porque consideran que él les va a permitir “recuperar lo perdido”.  Fue entonces que mencionó las palabras “basura” y “delincuencia”.  No se entendí a quien se estaba refiriendo.

El tema es que estas primarias revelan las profundidades alcanzadas por las reivindicaciones de los no-garantizados, en contra de los ultra-garantizados de La Matriz.  Para Lagos Weber la democracia-cristiana no es tema.  Además, le es preciso aislar a Omar Jara.  No sé si Norberto Díaz es de la misma “tendencia” que Jara, pero su posición como vice-presidente de la CUT es como lo que uno espera que sea un dirigente consecuente y consistente; no un yes-men.  Jara representaba un sentido común poco común entre el funcionariato.  La experiencia de personas como Omar Jara, Norberto Díaz, Eduardo Bustos, por mencionar a algunos, no es recogida por  el “oficialismo” de la Nueva Mayoría.  Ahora bien: lo irruptivamente  perverso es que Lagos Weber apostó por un out-sider  (aparente)  al que no podrá manejar como acostumbra.

Los out-siders siempre tienen una ventaja: son razonablemente imprevisibles. Lo que quiere decir que  DJ Méndez irá más allá de lo que el caudillo local del PPD estará dispuesto a soportar. Es el “espíritu” de la calle Pirámide el que se va a expresar en esos partidarios, que tendrán que hacer una campaña anti-establishment, para asegurar  la continuidad del naufragio cívico, en una ciudad que voluntariamente ha renunciado a toda gobernanza, como un “monumento social”  a un inquietante modelo de autocastigo.

Lo curioso de todo este asunto es que se preparan, para el mes de julio,  las primarias independientes.

Aquí, La Matriz, como pacto de los expertos en mitigación, ha definido el destino de sus demandas, sin entender que DJ Mendez los puso en el lugar de los “momios”, por simple distribución territorial.  El “modelo de negocios” del Patrimonio  Adecuado se enfrentará al “negocio modelo” de una cultura popular  vindicativa incorporada al capitalismo del Entretenimiento,  para  castigar  medialmente a los “pitucos” y a los “aspiracionales” que detestan la vida partidaria.   

A estos solo les queda obtener una votación que, no significando un “catapilcazo”, les permita sentarse en una mesa de reparto con algunas pretensiones.  No lograrán más que eso y habrán invertido un tiempo enorme en discutir sobre el destino de la ilusión  autónoma y movimientista, que se revelará como lo que siempre ha sido y no se ha querido ver: una ilusión política de encubrimiento. 

En definitiva, lo que el “triunfo” de DJ Méndez representa es más que nada una alerta sobre las dimensiones que ha adquirido   la rapacidad  política en Valparaíso.  El Pacto La Matriz  debe elegir al candidato que logre la mayor votación posible para sentarse a conversar con DJ Méndez pensando en la segunda vuelta.  No veo que en este gesto haya  algún elemento  de  renovación de la política.  El candidato elegido podría apostar a obtener para sí el voto de los demócrata-cristianos relegados por el “pintismo”; lo que es poco probable dado el discurso anti-Nueva Mayoría de algunos de los postulantes.   Esto quiere decir que La Matriz solo tiene destino como izquierda ética de la Nueva Mayoría.  La estética será dominada por la retórica musical y escenográfica del DJ, que convertirá a los carnavales  de tambores en fiestas electrónicas en el Parque Alejo Barrios, para “recuperar lo perdido”.