El Jueves 19 de diciembre se ha inaugurado la exposición de Marco Hughes. Desde hace unos cuantos años, Nelly Gunther y Edgar del Canto han elaborado un programa de puesta en valor de la pintura de este artista porteño fallecido en 1985. Para esto levantaron un Fondart de Investigación. La primera idea fue hacer un libro. Luego, resolvieron iniciar los estudios para lo que debe transformarse en un catálogo razonado de su obra. El Parque, en este sentido, recoge la iniciativa y la proyecta para fortalecer este trabajo que se debe traducir en el establecimiento de una atención crítica sobre una obra prácticamente desconocida.
Edgar del Canto, curador de la muestra, señalaba el miércoles 18 en nuestro programa en Radio
Ritoque, que había una especie de doble muerte de Marco Hughes. La primera, por su fallecimiento; la segunda, por la omisión local. Sin embargo, su pintura era conocida por un grupo muy reducido de personas que lo recuerdan con gran emoción y gratitud. De este modo, se estableció un cierto culto que se convirtió en una fuente de comentarios distantes para
generaciones de pintores locales, que escucharon hablar de él, pero que nunca pudieron ver su pintura.
Finalmente, es posible ver esta pintura. Edgard del Canto y Nelly Gunther han realizado una selección que permite poner en circulación una imagen perdida. Para eso trabajamos en el
Parque; para recuperar la imagen perdida de algunas cosas. Para eso trabajaron ellos, primero, formando un equipo de trabajo que implicó ordenar la información dispersa, poner en función rudimentos de catalogación, ensayar una biografía intelectual y solicitar atención discursiva.
Durante el montaje saqué esta fotografía, que he subido ilustrando esta entrega. No conozco la fecha de su ejecución, pero como es obvio, es anterior a 1984. Hay un bufón y una "réplica" de un buey pintado por Soutine. ¿Una réplica? Parece un overol de carne, colgado, exhibiendo el vacío de un cuerpo. El bufón hace que su uniforme sea el contraste ceremonial que regula el poder de la imagen; es decir, la imagen de(l) Poder. La masa des/cuerada resulta ser directamente proporcional al encubrimiento de la pose presidencial alusiva y es presentada como un trofeo de guerra, en estado de total des/composición. Esta es la pintura de una "expresión de
deseo" que se revela como un testimonio ineludible del horror.
Sería reductivo instalar la pintura de Bacon como referencia obligada. No corresponde. Más
bien, obedece a otra filiación y responde a otras exigencias, que tienen que ver con la pintura de
Rodolfo Opazo y de Francisco Smythe. Menciono al Opazo de fines de los años sesenta y al
Smythe de antes de su viaje a Italia. ¿Hughes conocía la pintura de Smythe? Es poco probable.
Pero la pintura de Opazo, por su lado, tenía una presencia muy pregnante.
Ahora, no es evidente que esta pregnancia haya sido decisiva en la pintura local de los años
ochenta. Pero se sabe que Hughes fue un discípulo de Hans Zoika. ¿Basta con eso? No sabemos de qué modo se construyó su discipularidad. Más que nada, lo que Hughes recoge de la enseñanza de la escuela de bellas artes es un tipo de información que ya resulta residual, en los ochenta. Pero accede a una forma de elaboración de la transmisión académica que luego recusa, alterando los términos de su meditación pictórica sobre la representación de la carne.
Sobre todo esto hay que trabajar. Esto es lo que se llama, promover la atención (de la) crítica.
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