Después de
las lluvias, hay que seguir con las articulaciones de los públicos. No sin
antes mencionar que durante el vendaval, dos agrupaciones musicales produjeron
con su presencia en el PCdV: Dubois y Aniceto. Gran apuesta musical de bandas
regionales ya afincadas y con una pertinencia de escena que respondió con
creces a un público ya cautivo, que vino a confirmar su –digámoslo así- ¡lealtad estética!
Estas dos
bandas vinieron a cerrar el primer semestre musical en el Parque, caracterizado
por la realización de Territorios de la
música, que tuvo lugar durante los meses de abril y mayo. Lo que no hace
más que ratificar la variedad y consistencia de propuesta en relación a una práctica musical erudita y
reflexiva.
Sin embargo,
no hay que dejar pasar algunas cuestiones importantes que han tenido lugar en
el terreno de la teatralidad, asumiendo desde ya el hecho de que a propósito de
las lluvias anteriores tuvimos que suspender una función de Noche de viento. Grave situación, que
se alarga desde hace un año y medio, porque nadie ha tenido la voluntad de
responder como se debe a las constantes fallas detectadas en la construcción
del edificio de Difusión. Si bien, gracias a la pronta movilización de los
estados mayores del MOP y de la constructora, pudimos cubrir con plástico
Copeva la zona del estacionamiento, sobre el teatro, para limitar el daño de
las filtraciones y grandes goteras. Esto no termina. Lo que más me molesta de
Valparaíso es la desidia de un cierto funcionariato. YA seguiremos con eso.
Pero por ahora, había que lograr que las
goteras no hicieran cancelar la presentación del grupo Aniceto y asegurar las
funciones de ATEVA, del sábado primero
y del domingo 2 de junio. Y eso se hizo. ATEVA podrá presentar los dos cuentos
de Chéjov, en homenaje a los dos montajes con que inició sus actividades a
comienzos de la década del cincuenta.
Lo que está en juego es la memoria larga de una trayectoria; o mejor
dicho, la memoria de una trayectoria larga.
A propósito
de lo anterior, invitamos a Arnaldo Berríos al programa Radio Parque, que realizamos en Radio
Ritoque (102.5 FM) todos los miércoles de 15.00 a 16.00 hrs. En este programa,
que ustedes pueden escuchar accediendo a la página web del PCdV, Arnaldo
Berríos hizo el relato de su propia trayectoria, articulando su biografía con la historia de ATEVA, de un
modo en que solo la modestia y la estatura de algunas personas lo pueden hacer.
Arnaldo
Berríos, participó en el montaje que ATEVA hizo de Esperando a Godot, en 1960.
De eso hemos hablado mucho. Repito que ese es el primer gran momento de
densidad del teatro porteño. Bien. Sigamos. En el PCdV hicimos una residencia a
partir de ese montaje, que
significó que el pasado 14 y 15 de mayo presentamos el resultado, bajo la
dirección de Marcos Guzmán, que realizó una re-lectura de montaje de la misma
obra, pero bajo nuevas condiciones formales. Entonces, en este montaje, Arnaldo
Berríos volvía a encarnar el personaje que representó en el montaje de 1960.
Pongan
atención a lo siguiente. Arnaldo Berríos fue invitado por Raúl Ruiz a
participar en una película. Entonces, se preparó una buena mañana para
dirigirse a Santiago. Su hermana Inés le preguntó que a donde se le ocurría ir.
A Santiago, a la cita con Raúl Ruiz, le dijo Arnaldo. Pero su hermana lo hizo
mirar por la ventana de su casa en Playa Ancha. La ciudad estaba tomada. Era el
11 de septiembre de 1973. La cita con Raúl Ruiz no tuvo lugar.
Pasaron
todos estos años y Raúl Ruiz, en uno de sus viajes, filmó una película a la que
volvió a invitar a Arnaldo Berríos. Entonces, esta vez si que se encontraron.
Al verlo, Raúl Ruiz se le acercó, le agradeció haber accedido a trabajar con él
y le dijo que lo admiraba mucho desde que lo había visto actuar en Esperando a Godot, ¡en 1960!
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