¡No! ¡No puede ser! ¡Se hundió mi candidato! Más bien, lo
hundieron. Pensé que el “post-pintismo”
había logrado vencer al fantasma del “pintismo” y me equivoqué. Al
escuchar la entrevista de DJ Méndez en la Bio-Bio, anoche, recordé lo que un
operador político de la UDI me dijera a
propósito de la elección pasada para la alcaldía: “El dueño del negocio jamás
va a ir en contra de su gerente
general”.
Entonces, en esa ocasión entendí que Pinto ganó las
primarias, nada más que para asegurar el triunfo de Jorge Castro. Hoy día,
Pinto, experto en “acarreo”, no hizo mucho para que Omar Jara obtuviera el traspaso de sus activos. Esto quiere decir que Pinto puede
asegurar de nuevo la re-elección de
Castro, dejando en el camino a
correligionarios que no han sabido o no han podido o no han deseado provocar rupturas simbólicas
irreversibles. Bueno: es el precio que
se paga por “pedir permiso”.
En cambio, es conocida la “debilidad” de Lagos Weber por los
músicos. Antes, ofreciendo cargos para disolver amenazas de
acompañamiento. Ahora, levanta esta carga
para solidificar el amedrentamiento de una nueva “lengua”. Pero no sabrá qué hacer con la
erección de esta alternativa, toda vez que DJ Méndez se ha puesto a decir que va a escuchar a “la gente” y que el programa va a salir de
ahí; no sin dejar de agregar que los políticos tienen que aprender (de él) a
escuchar a quienes se han reunido en torno suyo, porque consideran que él les va
a permitir “recuperar lo perdido”. Fue
entonces que mencionó las palabras “basura” y “delincuencia”. No se entendí a quien se estaba refiriendo.
El tema es que estas primarias revelan las profundidades
alcanzadas por las reivindicaciones de los no-garantizados, en contra de los
ultra-garantizados de La Matriz. Para
Lagos Weber la democracia-cristiana no es tema. Además, le es preciso aislar a Omar Jara. No sé si Norberto Díaz es de la misma
“tendencia” que Jara, pero su posición como vice-presidente de la CUT es como
lo que uno espera que sea un dirigente consecuente y consistente; no un yes-men.
Jara representaba un sentido común poco común entre el funcionariato. La experiencia de personas como Omar Jara,
Norberto Díaz, Eduardo Bustos, por mencionar a algunos, no es recogida por el “oficialismo” de la Nueva Mayoría. Ahora bien: lo irruptivamente perverso es que Lagos Weber apostó por un out-sider (aparente)
al que no podrá manejar como acostumbra.
Los out-siders
siempre tienen una ventaja: son razonablemente imprevisibles. Lo que quiere
decir que DJ Méndez irá más allá de lo
que el caudillo local del PPD estará dispuesto a soportar. Es el “espíritu” de
la calle Pirámide el que se va a expresar en esos partidarios, que tendrán que
hacer una campaña anti-establishment,
para asegurar la continuidad del
naufragio cívico, en una ciudad que voluntariamente ha renunciado a toda
gobernanza, como un “monumento social” a
un inquietante modelo de autocastigo.
Lo curioso de todo este asunto es que se preparan, para el
mes de julio, las primarias
independientes.
Aquí, La Matriz, como pacto de los expertos en mitigación,
ha definido el destino de sus demandas, sin entender que DJ Mendez los puso en
el lugar de los “momios”, por simple distribución territorial. El “modelo de negocios” del Patrimonio Adecuado se enfrentará al “negocio modelo” de
una cultura popular vindicativa
incorporada al capitalismo del Entretenimiento,
para castigar medialmente a los “pitucos” y a los “aspiracionales”
que detestan la vida partidaria.
A estos solo les queda obtener una votación que, no
significando un “catapilcazo”, les permita sentarse en una mesa de reparto con
algunas pretensiones. No lograrán más
que eso y habrán invertido un tiempo enorme en discutir sobre el destino de la
ilusión autónoma y movimientista, que se
revelará como lo que siempre ha sido y no se ha querido ver: una ilusión
política de encubrimiento.
En definitiva, lo que el “triunfo” de DJ Méndez representa
es más que nada una alerta sobre las dimensiones que ha adquirido la rapacidad
política en Valparaíso. El Pacto
La Matriz debe elegir al candidato que
logre la mayor votación posible para sentarse a conversar con DJ Méndez
pensando en la segunda vuelta. No veo
que en este gesto haya algún elemento de
renovación de la política. El
candidato elegido podría apostar a obtener para sí el voto de los
demócrata-cristianos relegados por el “pintismo”; lo que es poco probable dado
el discurso anti-Nueva Mayoría de algunos de los postulantes. Esto
quiere decir que La Matriz solo tiene destino como izquierda ética de la Nueva
Mayoría. La estética será dominada por
la retórica musical y escenográfica del DJ, que convertirá a los
carnavales de tambores en fiestas
electrónicas en el Parque Alejo Barrios, para “recuperar lo perdido”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario