La última columna
subida a este blog fue publicada
el 10 de noviembre del 2015. En ella
hacía mención a mi participación en el Homenaje a Pasolini, que había tenido
lugar el 5 de noviembre en La Sebastiana.
Desde el 22 de noviembre comencé a escribir en un nuevo
blog, destinado a dar cuenta de mi trabajo analítico en la escena artística
santiaguina. De hecho, la primera columna de este nuevo espacio
editorial estuvo orientada a tratar un
tema historiográfico, que provenía de la
ponencia que presenté en la Pinacoteca de Sao Paulo, el 13 de noviembre, sobre un caso polémico específico que se
remontaba a la coyuntura plástica de 1984,
en el marco del envío chileno a la Vª Bienal de Sidney.
De este modo, durante
estos últimos meses he mantenido dos blogs; uno, metropolitano; el otro, regional. El primero, destinado al análisis de las
imposturas de los máximos operadores de la escena plástica. Me refiero a las imposturas analíticas, por
cierto. Es lo único que puede ser objeto de estudio en relación a las maneras
que tienen de acumular fuerzas y ofrecer prebendas. El segundo blog quedó “retenido”, a la espera
de considerar que era necesario su re/puesta en movimiento.
Desde noviembre hasta
el día de hoy he mantenido estas dos
vías desiguales como una forma de ampliar los términos del análisis considerado en la edición del libro ESCENAS
LOCALES, publicado en septiembre del año
pasado en Córdoba (Argentina) por Editorial Curatoria Forense.
Siempre es atractivo y no menos arriesgado presentar un objeto que no está, y que sin embargo convoca a los asistentes a cumplir con la ceremonia de saludo. Al final del encuentro y camino al Cariño Malo, me saqué una foto con mis hijas frente al carrito del Compañero Yuri, que por lo demás, estaba cerrado.
Ese día, Ritta Lara
había preparado una extraordinario caldo de patitas de pollo. ¡Era lo que
necesitaba para reponerme de la presentación del libro!
Para colmo, en enero de este año me enteré que me había
ganado, junto a Editorial RIL, un fondo
para publicar ESCRITOS PORTUARIOS, que
reúne en parte significativa de las columnas escritas para justopastorvalparaiso.blogspot.cl durante los años 2013 y 2015. Pero, principalmente, durante el 2014. Lo que pienso es que se les pasó, o no
pudieron impedirlo, después de haberle ganado dos juicios a la directora
regional, como operadora directa de las inconsecuencias e ineptitudes acerca de
lo que todos ustedes saben.
En las “fisuras del sistema” es todavía posible hacer algo. ¡Francamente! No hay
fisuras, solo errores-no-deseados-pero-calculados-dentro-de-todo.
Lo único que puedo
decir es que los detalles finales de esta
edición ya están en curso y probablemente el libro entre a la imprenta en los próximos
meses, en Valparaíso, por cierto.
Sin embargo, hay
suficiente material analítico sobre la escena porteña que me ha hecho
reconsiderar la situación de relativa retención editorial a que la había
sometido, privilegiando –lo admito- la escena santiaguina. De modo que, en lo que a estrategia de escritura se
refiere, mantendré en función ambos
blogs, porque no hay día que pase que no nos ofrezca un argumento de primera magnitud para hacer avanzar
nuestras investigaciones.
Un ejemplo de lo anterior se puede encontrar en las
declaraciones de la Señora Presidenta en Rapa-Nui, donde
hizo empleo de una noción muy curiosa. Habló de proteger la capacidad-de-carga de la isla. Es decir, habló con la certeza de un
ingeniero del tránsito, mediada por la
incerteza de los controladores de
multitudes. Quienes recuerden
todavía la visita del Papa tendrán la imagen de las “vallas papales” y
de los corredores establecidos para
separar al público en cohortes manejables,
a objeto de impedir el efecto de estampidas y permitir el acceso rápido
de ambulancias. Esa era una manera de
favorecer el empleo de la noción y disolver la energía de las masas en el léxico propio del traslado de
mercaderías, teniendo en cuenta el cálculo de las mermas.
Pero la Señora Presidenta llegó tarde. No le dijeron que el
modelo de la saturación ya había sido instalado por Kevin Kostner y la ficción
hollywoodense, como el modelo referencial de desarrollo que luego ella misma,
gracias a la colaboración de Soledad Alvear, desplazó hacia Valparaíso, como ficción
de manejo de una impostura
historiográfica de gran magnitud, destinada a
montar la empresa de
musealización de la epopeya de un enclave británico perimido, de cuyas ruinas
solo es posible retener la pobreza y el naufragio.
De este modo, la primera columna de este recomienzo, después
de esta columna indicativa, está referida a la operatividad de la noción
referida: capacidad-de-carga.
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