martes, 11 de febrero de 2014

LA MEDIDA 29

El sábado 8 de febrero tuvo lugar el Tercer Encuentro de Ex-Presos Políticos. Es decir, de personas que estuvieron presas en la ex-cárcel de Valparaíso, pero que logran congregar a la mayoría de ex-presos políticos de la región. Se trata de un encuentro de camaradería. Muchos de ellos no se veían hacía décadas.  estos tres encuentros han permitido no solo reconectarse en la región, sino invitar a otras organizaciones de ex-presos, a nivel nacional. Es así como en esta ocasión hubo invitados de Santiago y de Concepción, pero que representaban a agrupaciones de ex-prisioneros de Chacabuco y otros campos.

El Parque, para esta ocasión, montó un exposición especial que exigió la realización de una investigación de campo que fue asumida por Nélida Pozo y Jaime Garnham. 

¿Por qué investigar? Porque el objeto de la exposición era el campo de prisioneros de Ritoque. 

De ese campo, queda muy poco edificado. Es decir, prácticamente no hay traza. Esta es una buena palabra: trazabilidad del campo. Además, remite a la primera acción edificatoria, de marcar la planta con tiza o yeso al iniciar una faena. Esta viene a ser, pues, la faena de la memoria.  

Entonces, lo primero que había que hacer era establecer el estado de situación y la memoria del sitio. Y en esa línea, por cierto, resolver la cuestión del origen. 

¿Que era eso que fue convertido en campo de prisioneros?  ¡Era un balneario popular! De ahí, el título: La medida 29.  En el programa de gobierno de la Unidad Popular , la Medida 29  tenía que ver con la recreación de los trabajadores. 

Nélida Pozo y Jaime Garnham recuperaron esta memoria anterior del lugar y calzaron la secuencia de su conversión en campo de prisioneros. Uno de los elementos cruciales que encontraron en su búsqueda fueron los dibujos de Miguel Lawner, que están en custodia en el Museo de la Memoria. De esos dibujos, una de las imágenes fue reproducida ampliada en uno de los muros de las sala.

La imagen corresponde al retrato de unos prisioneros al interior de su espacio de reclusión, reunidos en torno a una estufa a parafina sobre la que descansa una tetera. La postura de los prisioneros es solemne. Están en algún tipo de reunión. El objeto parece organizar la tensión de la escena.  

Miguel Lawner, en otro lugar, ha relatado las condiciones bajo las cuáles pudo realizar estos dibujos. En el fondo, de cómo pudo practicar su testimonio gráfico bajo situaciones de máxima restricción.  Obtener lápiz y papel fue una conquista. Guardar los dibujos en un lugar seguro fue otro asunto. Estos dibujos me hacen pensar en Victor Brauner, el pintor surrealista detenido por los nazis.  En algún lugar leí que hablaba sobre las restricciones del papel y del lápiz.  De modo que todos sus dibujos estaban marcados por el imperativo de una gran economía simbólica. Finalmente,  la tarea de preservar una memoria gráfica reemplazó a la escritura.  Luego pensé en los dibujos de Zoren Music y en el prólogo que le escribió Jorge Semprún. 

Digamos que un diarios  como el de Miguel Lawner  es un documento de restitución de los  espacios domésticos en los que él y sus compañeros reconstruían su propia  sociedad restringida.  Por eso porto mi atención sobre el objeto. 

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