martes, 25 de marzo de 2014

EL TEXTO DEL ARTE

En la entrega anterior hice referencia a la máquina de coser y a los textiles. Una vez, en un curso que se llamaba Textos de Arte, inicié el semestre con cuatro sesiones de costura básica impartidas por una costurera.  El curso se transformó en el texto del arte. Y el programa se basaba en una cita del libro de Ricardou sobre la nueva novela francesa, donde hacía un paralelo entre texto  y trama textil. Esto explica mi proximidad con la historia de la poetisa que tejía en silencio para memorizar sus versos bajo condiciones de restricción máxima. Y de paso,  reproduce mi conexión con las menciones que hacía mi amigo Jean  Lancri a la tragedia perdida de Filómela y  Tereo, en la que la víctima bordaba sobre una tela la historia de su violación.  

Esto es lo que se me plantea -historia de lengua cortada-  al leer en El Mercurio del sábado 15 de marzo la noticia acerca de una próxima exposición en el MNBA. Se menciona allí el nombre de José Santos Tornero autor del famoso Atlas de Tornero,  impreso en 1872.  Mi hipótesis es la siguiente -y la he señalado ya con anterioridad-: las imágenes del Chile Ilustrado de Tornero, impresas en grabado (xilo y litografía) provienen de las fotografías que produce William Oliver, entre 1860 y 1870. Esto se vino a saber en 1970, un siglo después, cuando se conocen las fotografías de Oliver, recuperadas por Alvaro Jara en la Biblioteca Brancroft de la Universidad de California. Estaban allí guardadas desde 1890, a lo menos, fecha en la que aproximativamente Oliver se traslada a los Estados Unidos para trabajar como químico en los laboratorios fotográficos de Eastman. 

Lo que aparece en esta historia es similar a lo relatado en la historia de Balzac. Tornero debe tomar como punto de partida las fotografías de Oliver, porque todavía no existe la tecnología para imprimir -eficientemente- fotografías.  Hay una especie de anticipación epistémica para la que no existe todavía la tecnología de su puesta en ejecución.  La invención del paisaje moderno es fotográfica, pero se reproduce en una tecnología pretérita. Lo cual quiere decir que no existe consciencia fotográfica sino hasta mucho después, porque el imaginario impreso está sobredeterminado por la litografía.  

Al menos, la representación de Valparaiso es desplazada por Tornero y remitida a un origen a cuya fuente  se podrá acceder solo un siglo más tarde, gracias a un archivero de una biblioteca americana.  

Habría que saber quienes son los maestros grabadores de Tornero. Y esta representación es tecnológicamente regresiva. La pintura mural que debemos soportar en Valparaíso  podría reclamar este privilegio de contemporaneizar lo arcaico, sin embargo, no da para eso, sino para regresar a lo ya regresivo.  

En cambio, Tornero y Oliver comparten las mismas exigencias denotativas de la imagen. Los muralistas de hoy apenas son capaces de reproducir ilustraciones mal diferidas  de mangas japoneses y tarjetas de saludos de contenido etnográfico. 

Hay un antecedente anterior a Tornero y tiene que ver con las ilustraciones de la primera Guía del Paisaje chileno; a saber, la Histórica relación del reino de Chile, de Alonso de Ovalle. Ya ni recuerdo en qué texto hice la primera mención a a las regresiones xilográficas del relato. Probablemente fue a propósito de la lectura del libro de Ivens, no el cineasta sino el historiador americano, sobre la imagen pre-fotográfica y que usábamos durante la dictadura en las clases de historia de la impresión, en relación a las prácticas gráficas vinculadas a la obra de Dittborn.  
Pero eso era un caso de lo que llamaba imagen de código: las bahías eran las mismas., los templos eran los mismos, y se repetían en algunos casos para encabezar capítulos. No importaba  sino la verosimilitud de una repetición. 

La pregunta del 18 Brumario está más presente que nunca. ¿Por qué los grupos llamados a realizar la misión de su tiempo, recurren a una tecnología anterior para afirmar su discurso? Entonces, quiere decir que no tenían ninguna misión que cumplir. Eso era. La vanguardia política recurre a la coincidencia entre el enunciado y la contemporaneidad de las fuerzas productivas. Pero siempre se queda corta porque se somete a la representación teatral del parlamento, como si fueran réplicas -imagen de código- de los bocetos de Jacques-Louis David sobre el juramento de la sala de juego de pelotas. 

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