Hoy se inaugura oficialmente ARCO, la Feria de Arte de Madrid, con la
presencia de los Príncipes. Sin embargo, los trabajos del II° Encuentro de
Museos de Europa y Latinoamerica comenzaron ayer. Entre los temas de la agenda,
el museo y los archivos de lo común (la documentación de lo efímero, los
documentos como crítica del monumento); el museo como una memoria expandida del
presente; el museo como espacio de debate del Patrimonio en el presente. Al
punto que en la mesa de cierre de la jornada, lo que se planteó fueron dos
cosas: el rol del museo en la profundización de la democracia y en la
producción de ciudadanía.
Después de presentar al PCdV y escuchar a mis colegas, no pude dejar
de recordar con pesar la reunión a la
que asistí en una oficina de la Municipalidad de Valparaíso, con operadores
cercanos a un alcalde de esa época, con el propósito de pensar en el
relanzamiento de la Bienal de Valparaíso.
Estaba acompañado de unos amigos
y fuimos recibidos por un altanero e indolente asesor municipal,
encargado de carnavales y gestión dinámica de RRPP. Fuimos humillados por un
experto en montaje de espectáculos que consideró la propuesta de pensar en la
bienal como una amenaza, justamente, porque no era uno. Relanzar una bienal
significaba poner en movimiento los mismos temas que se trataron ayer en Madrid:
educación, archivos, historias locales. ¡Vaya, vaya! La Bienal de Valparaíso,
¿no es acaso un tema relevante en la historia local? Relevante, por cierto,
porque fue de menos a más; porque puso a Valparaíso en el mapa del arte
internacional regional; porque en un momento oscuro contribuyó a la circulación
del arte local. ¿Qué ocurrió con la bienal? Ese es un tema (otro más) para
pensar el presente. ¡Pura “arqueología” de los años noventa!
Regreso a ARCO. Este es el caso de una feria con acciones conexas que
corresponderían más bien a una bienal. Esto no es nuevo. Hace años que
asistimos al fenómeno de bienalización de las ferias y de ferialización de las
bienales. Aún así, hay ferias y ferias; como hay bienales y bienales. Lo
menciono porque en el puerto hay gestores y artistas que tienen una posición
ingenua y desinformada sobre el rol de las bienales y de las ferias.
No hay que equivocarse. Los museos fuertes no se amilanan frente a las
ferias y las bienales. Forman parte del sistema internacional de arte. Y ya se
sabe que los directores de museo saben, a su vez, que en una feria circulan
piezas de arte susceptibles de pasar a formar parte de sus colecciones. Ya
ocurrió el año pasado con las primeras obras chilenas de los ochenta que fueron
adquiridas por instituciones europeas de primer nivel. Algunas de ellas están
presentes en la muestra sobre arte latinoamericano de los ochenta, que se exhibe
en el Reina Sofía (Perder la forma
humana. Una imagen sísmica de los 80 en América Latina).
Imaginemos un solo instante lo que sería para Valparaíso haber seguido
con la bienal, ahora que existe la feria Ch.ACO. Una cosa llama a la otra. Un
formato contamina e interpela al otro. Pero nada de ello ocurrió. Al menos,
desde las prácticas de arte se hubiera podido repensar y problematizar la
unidimensional y fallida epopeya patrimonializadora. Hubiésemos podido montar
una narrativa museal local consecuente con el tono del debate. Un debate que
hoy no tiene lugar, sobre proyecciones y perspectivas de la musealidad local.
Hoy se inaugura ARCO y continúa el encuentro de museos. El PCdV no es un
museo. Sin embargo, su articulación como centro de arte, centro cultural y
centro comunitario, lo coloca en el horizonte de interés institucional para el
desarrollo de iniciativas en el terreno de los archivos y de la relación de
algunas prácticas de arte con la historia local y los imaginarios que sostienen
y que la sostienen.
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